viernes, 24 de octubre de 2014

Los Nuevos Pecados Capitales del Siglo XXI



La era actual es un constante cambio como nunca se había visto en otra época. Todo evoluciona y se adapta, y conceptos como los pecados capitales no iban a ser menos:


–Consumismo (El Alma se sabe Engañada): A mitad de precio aunque no sepas ni qué es. Nunca es suficiente, hay que llenar el hueco que hay en nuestro interior con novedades, la moda y productos a la última. El sesgo cognitivo (la necesidad y emoción inicial) dura el camino de vuelta a casa. Tampoco es que debas deshacerte de ello, que por algo lo compraste, además de que lo notarías en falta. Es vital por el hecho de existir y, sobretodo, porque tú eres su dueño.

–New Frikismo (Nuevo Concepto del Tiempo): Todo al alcance de la mano, tanto el placer como la evasión. ¿Tienes problemas y responsabilidades? Pues no son problema si puedes pasar los días delante del ordenador gracias al catálogo infinito de series, películas y videojuegos que el arte tiene a tu predisposición. Snacks a mano, cenicero y una cuadrilla de amigos es suficiente para las horas de visionado y discusión que genera éste pecado.

–Deshonra (Ensanchando los Límites de la Carne y la Imaginación): La dignidad es historia desde que se inventaron los placeres alternativos y los extremos, nacidos de la necesidad y la búsqueda por emociones nuevas a partir del desgaste de las corrientes. Todo el mundo tiene un precio, y agachar es la única vía posible de alcanzar ciertas metas específicas que ni las máquinas podrán lograr. Los sucedáneos son efectivos en lo que dura “un después”, erosionando la paciencia que optará por acabar buscando lo real o la cárcel. Óvalos alargados con pinchos dan nuevos sentidos; orejas de animal adaptables o personajes ficticios se unen a la carnicería orgiástica donde sólo triunfa el más original y deshonrado.

–Ego Altivo (Invitado por Sorpresa): No puedes ser menos, y sabemos que no hay otra forma mejor para que te recuerden cuando eres el que pagas las copas. Como tienes; posees, y no hay límite con un disparo de tarjeta cargada. Tu porte elegante de marca, tu actitud aprendida a base de ir siempre con la cabeza en alto por el escaparate de la vida, la locura oculta porque te tengan en cuentan a la hora de cualquier decisión... son placeres que pocos saben apreciar. Paga la cena de esta noche y deja que lo demás siga fluyendo hasta el siguiente lugar que visitar en buena compañía.

–Ego Pasivo (Carcomido por la no-Culpa): Eres famoso de un modo del que no tienes ni idea a qué nivel. Creas la moda que no hay que seguir por el simple hecho de cometer un pequeño error que por aburrimiento –o no– se tuvo en cuenta. El resto fue golpearlo sin querer para que se deslizara y se fuera convirtiendo en una bola creciente hasta el día de hoy. Tu ego es tal que sólo lo tienen en cuenta los demás, y serás enaltecido en aspectos imposibles –incluso para otra personas– a una infamia que convierte la bilis en un negro puro que te hará plantear si es mejor ahorcarte tú con tus propias tripas o mejor que sea a ellos. Hagas lo que hagas serás el mal, y un juicio sorpresa te sentenciará mientras tu mente termina de morir por la incomprensión de no saber qué hiciste mal; hasta en eso serás condenado, puesto que la ignorancia no debería ser excusa.
(El aburrimiento de los enemigos nunca se tuvo en cuenta como pecado capital, pero se puede englobar aquí como el octavo o noveno debido a los crecientes límites que está alcanzando la humanidad).

–Facebookmanía (Chatarrero Virtual): Nunca hay contactos ni amigos ni etiqueta de Spam suficientes que te logren detener. Hay que crear un blog por cada tema que se te ocurra, para así seguir a todo usuario posible y obligarlo a que haga lo propio contigo. ¡Es importante que sepan más sobre los gases que emiten las vacas!
Tener mil amigos en la página web del momento es tan valioso como tenerlos en la vida real, y es una potencia que eleva la probabilidad de clicks sobre los enlaces deseados. Para ti la vida son matemáticas y las personas son números, por lo que a mayor número, más operaciones y cálculos pueden surgir para que el planeta entero termine leyendo tu webcómic.

–Envidia (Vieja Gloria): Es tal la esencia de éste pecado que define al ser humano que ni sabe cambiar. Busca en Google para más información.

–Tensado (Espíritu de Demostración): Siempre en tensión, al límite, los dientes desgastados de tanto apretar, la mirada desorbitada y los músculos marcando venas. Te intentas demostrar (les intentas demostrar) de lo que eres capaz y que no hay límites. Te enfurece el mínimo detalle de error o incluso el pequeño comentario de un niño, por lo que después de escupir veneno contra esa persona que tiene tu rostro cual espejo, vuelves a tu base de operaciones a seguir practicando y mejorando, a inyectarte fuerzas que demuestren al mundo los nuevos límites del cuerpo y la mente humana; la estupidez y el descontrol de una especie.

lunes, 20 de octubre de 2014

Seguimos Siendo Niños que Juegan



"Escuchamos una y otra vez la misma flauta en un crío por la calle o en casa y no tardamos en mandarlo a paseo, pero es oírlo en una canción por la radio y se convierte en un éxito".

Y no es difícil con un par de trucos de marketing predispuestos a violar a la música. En nuestra cabeza aún resuena el eco de la infancia. Las canciones infantiles nos son enseñadas en la tonalidad del Do Mayor, y si se hace lo propio con un tema actual obtenemos una aceptación inicial, un resultado de tema sencillo que se recuerda con facilidad –lo que no significa que sea un tema de calidad–. Nuestras mentes tienen aún conceptos infantiles que no deberían ser llamados así, sino más bien con un término que defina un aspecto de la mente. Y es que, después de todo, seguimos siendo niños jugando.

Seguimos efectuando los mismos juegos pero con otro nombre y aspecto. De niños corremos por diversión, de adultos por competición. Las peleas no iban más allá de moratones y sustos, pero de adultos surgen riesgos. Robábamos cromos, y eso fue en aumento hasta un bolsillo repleto de billetes. Efectuamos aún el cometido de seguir aprendiendo y aplicarlo, de intentar demostrar a los que nos parecen más inteligentes de lo que somos capaces. De ver televisión o similar hasta la saciedad con programas que ya creemos entender mejor. De reírnos del prójimo; primero con sinceridad, después con lo que llamamos bromas. De aprovecharnos del más débil o de quienes tienen sin que fuera penado en aquellos primeros días de nuestras lógicas.

No nos engañemos, aún tenemos comportamientos de cuando críos, y se puede comprobar si nunca hemos practicado el dibujo. Muchos adultos siguen dibujando las casas y los animales de la misma forma que lo hacían en el colegio. Si eso es así, imaginad a cuántos aspectos más de nuestra personalidad se le puede aplicar el mismo principio. Se puede notar en la manera que tenemos de defendernos o evadirnos y de afrontar el miedo. Las manías y costumbres de niño pueden definir también nuestra vida adulta.

Los juegos de adulto son iguales pero añadiendo responsabilidades y riesgos. Un niño, si juega a las cartas, no se complica en apariencia y apuesta un aspecto que le es vital aunque no sepa que no es tanto que así, pues es él quien le ha dado ese valor. Un adulto complica el juego de las cartas y se apuesta algo de lo que sí es consciente que necesita. Con tal que los demás no ganen, el niño hace trampas o incluso se engaña a sí mismo al creer que los demás también se verán afectados. Un adulto va más allá y se lo pone más difícil a los demás al haber aprendido reglas del juego que no están al alcance de todos.
A nivel empresarial competimos como en un juego para ver cuál es la empresa que más beneficios obtiene. Toda organización se basa en las mismas reglas, pero sólo las más astutas sabrán modificar o ignorar las reglas a su favor, de adelantar a las demás como si aún nos estuviese esperando el profesor con el aprobado en la mano. De igual forma se aplica a los deportes, artistas, empleados en plantilla... y es que para todo nos enseñan a competir como si no hubiese alternativa, cuando mas bien cada uno pasa por la vida hasta el final con sus propios métodos. Se puede observar en un grupo de amigos, cada uno con su estilo, forma de pensar, manías y profesiones (de tenerlas) que, hagan lo que hagan y por mucho que digan del estilo de los demás, todos llegarán al mismo punto y habrán vivido la vida por igual según sus preferencias, sin por ello competir hasta dejar de ser persona.

Surge la duda si es acaso cosa de los niños que imitan lo que ven, de querer ser mayores cuanto antes. Creo que un poco de cada, porque después de todo hay adultos que tienen influencias y ejemplos que idolatran y de los que aprenden como con los hermanos mayores.


En resumen: seguimos jugando. Solo que si pierdes, pierdes de verdad.

domingo, 5 de octubre de 2014

Carta de un Derrotista


Abandono. Mi desanimo surge porque no quiero pensar cuánto tiempo llevo en paro. Llegó un punto en que dejé de contar, y creo que por el bien de mi cordura no debo hacerlo.

A todo esto, ¿por qué todo lo definimos con arriba y abajo?

No sé cuántos cursos he hecho desde entonces, ni por qué algunos han durado hasta medio año, realizando dos de ellos que han significado un año completo donde aprendí otra vez a madrugar y organizarme, cosa que agradecí. Al mes de acabar, vuelta a empezar con la más absoluta nada.

Nada.

Mi desolación no la quiero exagerar, es demasiado real y ya me canso. Recuerdo el tiempo cuando me apunté absolutamente a todas las webs de búsqueda de empleo posible. No olvido la ilusión con que rellené todos los mismos datos de ingreso una y otra, una y otra vez... hasta que llegó un punto semanas después que me sentí tan agobiado por la monotonía que me detuve. Juro que creía que iba a explotar del agobio de repetir mis datos en cada esquina. Ésto conllevó a que hoy día mi correo siga lleno de ofertas donde nunca me llaman. Organizo la bandeja para que muestre sólo las confirmaciones donde me he inscrito en una oferta y me abruma saber que de entre todas esas páginas (sí, páginas), sólo me llegaron a llamar de un par de sitios donde ni pasé la entrevista.
El tema físico es similar, y juro que no miento que habré dado en mano cientos de currículums. En un época llegué incluso a adelgazar de la cantidad que di de estos papeles que hablan de uno con tanta precisión. Apenas otro par de lugares se acordaron de mí, donde tampoco llegué a conocer a fondo sus instalaciones. La ironía surgió cuando encontré un trabajillo temporal a partir de una amiga a la que sí llamaron de uno de estos sitios de Internet. ¿Tanto insisten las leyes de la naturaleza que la única forma de curro es con contactos? ¿Para qué entonces tanta parida de rellenar datos y apuntarte a sitios de los que sólo sacas spam para tu buzón?
Si yo, que con un Grado Medio me es difícil, ¿qué sucede entonces con quienes tienen menos titulación? Dicen que la “titulitis” no aporta tanto como parece, pero peor es no tener; o algo de eso me han dicho.
Me dan ganas de quemar la toalla cuando analizo el caso de un amigo cercano que, aun teniendo una titulación envidiable y ser todo un ejemplo como persona, ha acabado en un trabajo que no le hace justicia. Ahí tiene el puesto y le ayudará a sobrevivir, claro que sí, pero qué injusto me parece ver tantos talentos malgastados en el lugar equivocado. Los años de estudio se resumen con un punto del que se desea que sea "y aparte" y no "final".

Recuerdo cuando niño que veía el futuro de otra manera; iluso, pero de otra forma. Conforme crecí las visiones se volvieron más maduras y lógicas, acordes a imitar a nuestros padres que no conocen otra cosa aparte del trabajo (y eso ha arraigado su forma de pensar, costando más que comprendan que si no trabajo no es porque no quiera).
Te sacabas los estudios y de repente encontrabas curro. Terminabas y enseguida encontrabas otro; así me sucedió. Ahora me resulta una época tan extraña que aún no asimilo cómo, de un año a otro, ya no era tan fácil buscarse la vida. Fue abrupto como un puñetazo, restregada una nueva realidad con la que no contabas aun teniendo planes B en la recámara. Y de igual forma repentina el futuro se tornó negro. Juro que he estado un tiempo sin poder imaginar mi propio futuro, tan fácil que me resultaba. Veía negro, literal, la verdadera negrura cada vez que pensaba que sería de mí mañana.
Hoy en día he llenado ese hueco, pero con pensamientos como cuando niño, tan ilusos pero de los que no te puedes reír porque nadie tiene derecho a reírse de un sueño. Asumo que me va a ir bien escribiendo o siendo músico y acróbata –que sé yo– aun consciente de que eso sí es más difícil que encontrar un trabajo básico.
Y aquí sigo soñando como un idiota y como único apoyo; me parece increíble la de transformaciones que puede sufrir una persona en según qué circunstancias.

Y me he sentido culpable, vaya que sí, y me he hundido cada vez que los demás pensaban que no me movía lo suficiente. Me daba (y me da) la risa cuando alguien dice que le parece increíble que aun echando diez o veinte currículums no lo hayan llamado (¡Diez o veinte! ¡Y le parece mucho!). Me sigue doliendo que aun sufriendo se me añada más peso por culpa del ambiente de pesimismo que se ha generado en la gente de a pie. No sé si alguien recuerda cómo estaban los ánimos antes de toda esta movida, pero recuerdo que habían más risas y menos discusiones con gente que ni te esperabas. Descubres que si tienes trabajo o no influye la forma en que se te dirigen los demás –quien sea–, queriendo romper crismas cuando alguien cercano te trata como alguien con dignidad durante los meses que dura un contrato, como si también hubieses firmado con él algún acuerdo.
Y no puedo evitar sentirme culpable, ¿por qué? ¿Qué he hecho mal? Hice lo que me pidieron: estudié y encontré trabajo hasta que no hubo. Pero si un día ya no hay nada de eso, ¿qué hago?
Sigo buscando, pero hay una losa en mí que ya ni me hace pensar con claridad. Si antes recorría un polígono industrial entero, ahora me hago medio y gracias. Incluso a veces hablaba animado con quienes me recibían, ahora sólo soy un número más de ese archivador lleno de currículums, una cara triste que ahuyenta sus ganas de llamarme.
Me he rendido y me jode mucho que nadie haya presenciado toda la lucha que he tenido. Quedo como un parásito de mis padres y la sociedad; como un vago culpable de no levantar un país que no contó conmigo; como alguien sin voluntad a pesar que una vez tuve la reserva llena y que ya no sé cómo llenar… a veces pienso que el enemigo también está entre la gente llana y no sólo entre los gobernantes. La última vez que me elogiaron fue por interés; entonces supe que me habían robaron la dignidad sin darme cuenta.

La situación de la que dicen que está éste país me recuerda a los inicios de la revolución francesa, donde la reina Maria Antonieta fue informada de que sus súbditos no tenían qué comer, a lo que ella respondió: Que coman tarta.
“Que coman tarta”, me repetí con indignación la primera vez que lo escuché o leí. Eso nos habla de la ignorancia general de los de arriba porque quieren. No son tontos, pero sí ignorantes para lo que nunca han conocido con esa mala suerte de nacer entre almohadas de seda. Pero en su defensa diré que imagino el peso y responsabilidad de ir día a día siendo consciente de la cantidad de gente que debería comer tarta y que no puede; o eso quiero creer.
Los de arriba no pueden ni imaginar qué es vivir día a día dentro de alguien hueco que se vació sin saber cómo; y no les culpo. Hay impotencia por ambas partes, tanto ricos como pobres, pero los de arriba sí tienen una suerte que nosotros, siendo realistas, no vamos a tener jamás. Ni Podemos, ni Queremos, ni Cristo: jamás.

En fin, de mientras seguiremos a ver si superamos el récord de suicidios en comparación a otros países con el mismo problema. Insisto, ¿por qué todo lo definimos con arriba y abajo?

jueves, 2 de octubre de 2014

El Encanto de la Psicopatía




+18 Este artículo no es apto para sensibles. Advertido queda. +18


Hace tiempo descubrí un proyecto musical que realiza lo conocido como "Breakcore", un estilo de electrónica anterior al Dubstep que no llegó a moda a pesar de ser de mismos ritmos rotos pero sazonado con melodías inquietantes y experimentaciones más arriesgadas.

En eso que descubrí un vídeo no apto para sensibles:



En aquel momento, más inocente e ingenuo de mí, quedé perplejo después del visionado, y tras evaluar con calma llegué a la conclusión de que no me había disgustado. Si había que reconocer mérito, el vídeo y la música lo lograban, pues hicieron que creyera en una historia a pesar de la falta de letra o idea previa; con sólo un título mi imaginación se dejó llevar.
Con el tiempo uno va descubriendo que éste videoclip se queda corto en comparación a clásicos de la música “violenta” como lo son los Cannibal Corpse y su “Fucked with a Knife” (Jodido/a con un cuchillo), tema que tiene sus miles de reproducciones en Last.fm junto a otras canciones hermanas de títulos igual de explícitos. Entonces llega el Grindcore, pero eso ya es otra historia.
A lo que vengo a decir, ¿es el tema de los asesinatos y la violencia extrema algo que nos pueda atraer por naturaleza? Si uno es humano con un mínimo de sensibilidad, repudia y juzga estos actos, ¿pero por qué no podemos negar ver una buena película de terror sangriento o leer un buen libro donde el psicópata se sale con la suya de forma creativa y cruenta?

El cine está lleno del género psicópata con películas como Hostel o Human Centipede (aborrecible) por citar sólo dos entre mil, pero en comparación a la literatura se queda corto.
En la literatura hay una regla no escrita sobre que a la hora de tratar una temática o describir escenas no hay límites. En los libros está permitido todo, habiendo títulos donde escenas explicitas son descritas como si nada, dejando al lector la última palabra.
Mientras que el cine es censurado, criticado o manipulado para crear polémica/publicidad, la literatura campa a sus anchas; y nos gusta. Salvo en Estados Unidos que siempre andan traumatizados, en muchos países se publican libros sobre asesinos y sus desventuras, incluso narrando sus experiencias en primera persona. Como ejemplo tenemos American Psycho, libro que más allá de lo explicito poco más nos puede aportar, aunque, claro, peor ejemplo son las recientes 50 Sombras de Grey y su sadomaso, cuento de niños en comparación a lo que llegó a escribir el Marqués de Sade y su obsesión por describir vejaciones de forma gratuita tras una trama sobre la naturaleza humana y su concepto del bien y el mal.
Es tal la cantidad de obras escritas con temas “delicados” que sería imposible leer todas, siendo facilitado el trabajo por listas especializadas como las que se pueden encontrar en Goodreads.

Hoy en día con esto de Internet tenemos a mano cualquier cosa que podamos imaginar y de una forma gratuita. El acceso al lado oscuro de la mente puede estar a unos clicks de distancia si uno se sabe mover por las páginas adecuadas. Leyendas urbanas giran entorno a algunas webs, donde muchas son reales o basadas en. Páginas dedicadas a asesinos no hay pocas, siendo casi todas bastante directas con fotos reales. Se dice que hay una red snuff, pero imagino que los más cercano son las webs de este tipo, no siendo inviable encontrar vídeos que prometen que su contenido trata sobre un suicidio real aunque se note la croma. Sin embargo puede quedar la duda con alguno de ellos... y eso estimula la imaginación.
En lo referente a dibujos y arte gráfico en general nos topamos con otro caso similar al de la literatura: sin límites y a su gusto. Galerías enteras de imágenes sobre el tema que puedas imaginar existen, pudiendo hallar webs especializadas que funcionan con etiquetas específicas como asfixia (incluyendo gente ahorcada o estrangulada en pleno acto), mutilación, bestialismo (humanoides animales (Furry) o incluso monstruos violando), tortura, violación, asesinato, humillación pasada de rosca y mil fetiches más como gigantismo (y su contrario), vore (devorar), miembros múltiples, cambio de sexo (Gender Bender) o de edad espontáneo, desproporción, mutantes, penetración a pechos o penes, muertos... Ríete tú de dónde quedó la zoofilia.
La mayoría de éstas temáticas son tratadas por japoneses, siendo curioso por la represión sexual que suele poseer éste país (o eso dicen los tópicos). Es como si contenerse produjera una necesidad de escapar por otro lado, resultando más intenso cuanta más represión haya. Deducimos que tal liberación permite crear un equilibrio.
Recordemos que todo ésto es dibujado, nada más allá de la ficción (hay que insistir en recordarlo), pero da que pensar al ver la gran cantidad de usuarios y dibujos sobre cada temática, no resultando extraño a la naturaleza humana como se puede pensar en un primer momento.
En resumidas: todos tenemos nuestras manías sexuales. Aunque esto no tiene por qué ser así necesariamente, es sólo una cuestión de gustos, y tras conocer a la mayoría de esos usuarios descubrimos que son gente sana bastante cuerda.

He ahí que surge mi reflexión sobre el tema. Hace poco traté con unos amigos sobre segundas y mensajes escondidos en dibujos animados que sólo un adulto comprendería. Se llegó a la conclusión que la mayoría de personas atraídas por estos temas suelen ser corrientes. Es una inversa que no tiene el porqué implicar nada. De ser así, los libros best-seller de Stephen King o Thomas Harris habrían acabado con la humanidad desde hace tiempo.
Que te fascine lo macabro o lo gore no significa nada, son gustos entre tantos, y eso habla bien porque sabes diferenciar realidad y ficción para ubicar el límite. De no ser así sería imposible apreciar las obras de Hitchcock y comprender su éxito, de cómo lograba arte a partir de unos asesinatos ficticios.

Extrapolar a la realidad es cuando viene el problema, y casos como los de algunos videojuegos, los juegos de rol o de incidentes en institutos nos hablan más de un problema en la persona que realiza el acto y no con lo que consuman, gusten o aficionan. La mayoría de psicólogos lo dicen, pero los medios parecen más centrados en lo que tengan que decir una minoría o cierta asociación de padres porque es lo que vende y da el morbo generador de dinero. “De satánico a rolero”, como aquel que dice.



Apoyo lo extremo siempre y cuando cuente una historia que exprese o con la que se pueda recapacitar. Si no es así, tampoco pasa nada. Después de todo el arte es libre; y ser libre significa ser humano.

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