lunes, 11 de marzo de 2013

Maltrato Publilógico




– ¿Sabes, Tim, quien debería estar en la cárcel?

– ¿Qué? ¿A quien te refieres?

– A los publicistas.

– ¿Es una nueva banda de gamberros o... terroristas?

– No, no, me refiero a eso mismo; a los propios publicistas. Todo me viene por lo que le hicieron a un amigo cercano. Déjame que te cuente...



Bob era un chico sin aspiraciones, no las buscaba, ni las anhelaba, sencillamente no tenía esa ambición de la que tanto le sobran a otras personas. Él solía ver la televisión, leía revistas, paseaba a menudo por la calle... y creo que ese fue su error, hacer algo tan sano e inofensivo como eso. Conforme más practicaba esas distracciones, más cambiado se le notaba. Se volvió adicto, pero nadie se percató; y mucho menos él. Era como una droga no física que le obligaba a no pensar mucho y a fijarse en lo más llamativo de todo: los anuncios. Deberían estar prohibidos, no parece moral que se introduzcan de esa forma dentro de nosotros y nos cambien hasta las opiniones. Una personalidad humana, su interior en general, es el espacio más preciado, imposible de invadir en teoría. Aunque una vez que se descubre el secreto...
Ahí en lo más privado no se debería tocar nada, sólo uno mismo debería amueblar y mover su espacio interior como quisiese. Pero me temo que si pudiésemos introducirnos aunque fuese con una nano-cámara veríamos posters llamativos y carteles con la oferta de última hora. Todos hemos sido invadidos sin darnos cuenta, es más, con nuestro permiso inconsciente; quizás por ello no es un delito, pues, como siempre, somos los culpables de todo lo que sucede alrededor.
Hecha la ley, hecha la trampa, así que toca invadir continuamente casi a diario hasta que la personalidad se nos trastoque. Nuestra forma de vestir está muy implicada, lo que comemos, leemos, películas favoritas... me temo de nuevo que esa defensa aférrima de gustos personales siempre ha sido algo condicionante, siempre hemos defendido a un extraño que aún encima ha ganado dinero por ello. ¿Cual es el origen de esa creencia o gusto personal que tan arraigadas llevamos dentro? Pieza a pieza, paso a paso hacia atrás descubrimos un origen un tanto ajeno a nosotros mismos.



– Pero como digo, Bob ya no es el mismo, por eso hablo de él en pasado. Te sonará radical, Tim, pero debería estar prohibido cualquier clase de manipulación por muy pequeña que sea. O al menos, si deseo comprar un coche nuevo, que sea más porque me gusta el naranja y no porque tenga una potencia de motor que jamás aprovecharé al máximo.

– ¿Y qué podemos hacer? No tengo todo el tiempo del mundo para probar todo producto posible por mi cuenta. Así que me fío de otras opiniones. Si además son una mayoría, más fiable.

– Normalmente esos casos es porque el publicista es más efectivo...

– Bueno... aunque por otro lado es irónico que cada persona seamos un mundo y nos dejemos llevar y cuadrar a la perfección por una opinión ajena.

– Pero aún así, sucede... de nuevo seré radical, pero el maltrato psicológico es algo desagradable y esto que tratamos... analiza bien, es similar.

– Sí, alguna base en común tendrá. No lo he estudiado, que voy a saber.

– Todos en la cárcel, lo que yo diga. El mundo sería más gris, sí, pero al menos sabría que es culpa mía, y sólo mía, cuando sea engañado. Mira ésta Fanta que me estoy tomando, es muy característico mio que pida una de estas donde vayamos. No recuerdo cual fue la primera que tomé, o si fue por decisión mía, seguro que me pilló siendo muy niño, pero si buscas mi imagen y mi definición, ahí está también esta bebida tan maja.

– Lo mismo puedo decir de mi café con toque de chocolate blanco y nata. ¡Qué gran descubrimiento!

– ¿Pero lo descubriste tú? ¿Sabías qué también puedes hacerlo en casa?

– De hecho a veces lo preparo en casa.

– Pues vale...

– Tampoco puedo evitar verlos como artistas.

– ¿Qué?

– A los publicistas. Piénsalo, un pintor cuando ve un lienzo en blanco tiene la imperiosa necesidad de llenarlo. Si eres publicista y ves a tanta gente que necesita sentirse mejor, ser llenada... pues coges la pintura y le haces un favor.

– ¡Pero se condicionan!

– Pues que no enciendan la tele.

– Ni abran la ventana y miren al cartel de enfrente, no te... doblegar la voluntad de terceros me parece bastante denunciable. Nadie nos pide permiso para que esté o no la publicidad, ya forma parte de nuestras vidas, Tim.

– Y hasta los propios publicistas han caído en la trampa... al menos se llevan la mejor parte.

– Pues sí.

0 comentarios:

Publicar un comentario

Share

Twitter Delicious Facebook Digg Stumbleupon Favorites